
El ámbito de la empresa y el organizacional son el marco en el que se entreteje una compleja red de relaciones e intereses que, frecuentemente, da lugar a situaciones de confrontación entre individuos, áreas, unidades de negocio y organizaciones.
Así, un conflicto gestionado de manera inadecuada desplegará siempre una serie de consecuencias negativas
La aparición de estos conflictos resultará, por tanto, inevitable. Y su surgimiento responderá a múltiples causas: confrontación de opiniones; distribución de recursos; cambios estructurales; relaciones personales; intereses contrapuestos; cambios en el equilibrio de poder; etc.
Su existencia no deberá ser percibida como algo negativo o como síntoma de la existencia de alguna deficiencia insubsanable. Negativas resultarán las consecuencias de desatender su gestión, o de realizar intervenciones inadecuadas o inexpertas.
una situación de conflicto adecuadamente gestionada supondrá siempre una oportunidad para el cambio y la mejora.
Así, un conflicto gestionado de manera inadecuada desplegará siempre una serie de consecuencias negativas que afectarán en primer lugar a las partes en confrontación directa. Pero cuyos efectos se transmitirán a través de la estructura de la organización hasta afectar a todo el conjunto. Efectos que, desafortunadamente, nos resultarán familiares: disminución de la eficacia; empeoramiento del clima organizacional; perdida de confianza; caída de la productividad; desalineamiento con los objetivos; aumento del absentismo; falta de compromiso; liquidación de la confianza de clientes y proveedores; etc.
Es por ello que la mediación, como método de gestión de conflictos en el ámbito mercantil y organizacional, debe ser percibida como un elemento estratégico imprescindible
Sin embargo, una situación de conflicto adecuadamente gestionada supondrá siempre una oportunidad para el cambio y la mejora. Indicándonos el momento y el lugar en el que confluyen aquellas tensiones y situaciones dinámicas que pueden y deben ser redirigidas hacia la mejora. Creando oportunidades para la apreciación del talento emergente y la innovación. Avisándonos del riesgo de obsolescencia de funciones o métodos. Generando un valor añadido para el cliente interno y externo. Preservando y fortaleciendo las relaciones con otros operadores.
Es por ello que la mediación, como método de gestión de conflictos en el ámbito mercantil y organizacional, debe ser percibida como un elemento estratégico imprescindible para la optimización de nuestros resultados. Una ventaja comparativa frente a aquellos operadores que desatiendan la gestión de sus conflictos. Y una herramienta reputacional de primer orden que redundará en una mejor percepción y valoración de nuestra organización.